domingo, 19 de septiembre de 2010

Diario de a bordo: Ruta Gastro - Enologica. Día 8 de Agosto. Carcassonne

Partimos de Toulosse, al lado de la fábrica del Airbus por cierto, bastante temprano después de desayunar algo con destino a Carcassonne para ver la Ciudadela Medieval.

Antes, por la mañana, llegamos el camping donde ibamos a alojarnos, a escasos 5 km de Carcassonne pueblo para instalar la tienda y descansar un rato en la piscina. Después comeríamos y a primera hora de la tarde iriamos de nuevo a Carcassonne a ver la Ciudadela para cenar allí por la noche.

La comida como dije fue en el camping y consistió en una porción de queso comprado esa mañana, una ensalada de pollo y crudités, atún, paté de canard y taboulé de verdura y pollo. Las ensaladas que venden allí en los supermercados estan realmente genial, el queso era extraordinario (también lo compramos después para traernoslo a Granada) y el taboulé para ser preparado no estaba nada mal. Lo acompañamos con un St Emilión (Artur des Moines) también comprado esa mañana. Botella de 37,5 cl, un tamaño totalmente instalado en el consumo francés.




Llegamos a la Ciudadela sobre las 15:20 y aparcamos en uno de los múltiples parking que hay en la zona, con un sistema curioso: la primera hora es gratis, las 5 horas restantes son 6 euros (si te vas antes de esas 5 horas siguen siendo 6 euros) y pasadas esa 5 horas te cobran a euro cada hora....lo curioso, una vez visto la Ciudadela es lo bien currado que se lo tienen porque en una hora no te da tiempo verla, con lo que ya que te cobran las 5 siguientes te quedas a comer y haces gasto dentro....unos vivos, ya os digo.....

Al llegar a la explanada de acceso resulta increible lo que ves....una pena la aglomeración a centenares de personas que se agolpan porque si no sería un lugar realmente estremecedor en su primera visión. Las manadas de gente lo hacen menos romántico sin duda.

Nuestro primer destino una vez dentro (el acceso es gratuito) fué el Castillo que cerraba primero y que se cobra aparte. No he investigado cuantas restauraciones han hecho allí pero os aseguro que parecía que se habían ido hacía 15 minutos. Realmente impresionante. Os dejo una foto para ilustrar.







Lo siguiente en cerrar era la Basílica de Saint Nazaire, de entrada gratuita. Y para allá nos fuimos. Un interior precioso con unas vidrieras espectaculares pero que la gran cantidad de gente ensombrecía el momento. Las gárgolas del exterior impresionantes, perfectamente conservadas. Muy muy recomendable.

El resto de la tarde la pasamos recorriendo las murallas, paseando tranquilamente por sus calles empinadas. Recorrimos todos los itinerarios que nos recomendaron en turismo por su centro historico, donde a día de hoy todavía viven cerca de 120 habitantes y existen inumerables cantidades de tiendas de artesanos, recuerdos y productos locales varios (vinos, cassoulette, etc...).



Tras probar uno de sus múltiples bar a vins y comprar una botella de AOC Córbiéres, comenzamos a centrar nuestros esfuerzos en conseguir un sitio donde cenar bien y seguimos paseando hacía la zona de la basílica de nuevo, viendo los locales que ibamos pasando a nuestro paso.

El elegido fue "Les jardins des Templieres", al lado de la basílica y con un pátio interior muy acojedor. La atención es bastante correcta y como prueba deciros que aguantaron e hicieron lo posible de entender mi francés intentándoles explicar el funcionamiento del foro. El precio por los dos no llegó a los 32 euros y los platos fueron:


  • Ensalada Jardins des Templeires: lechuga, tomate, aceitunas, mollejas de pato confitadas, magret fumé de pato y 2 rebanadas de pan dulce con foie y almendras tostadas.


  • Ensalada de salchicha de cordero con lechuga, tomate, aceitunas, almendras tostadas.


  • Manchons de canard a las hierbas con tagliatele.


  • Y de postre del menú escogí uno llamado Ile flotant (crema inglesa y un souflé con base de bizcocho flotante encima).


  • 2 cafés realmente buenos, cosa rara por allí.


  • Todo bañado con un vino de la tierra, de Limoux.





Otro paseo nocturno a la Ciudadela, que estaba realmente bonita iluminada, y una última prueba a uno de los prodcutos típicos locales. No recuerdo el nombre pero era igual que una almohadilla pero con forma de rosa y azucar encima. Otra de sus especialidades gastronómicas, presente en toda la ciudad es el Cassoulette, un guiso de alubias, pellejo y carne de cerdo, salchichas y confits de oca o de pato.

Después, vuelta al camping que al día siguiente había que recoger pronto la tienda para llegar a Nimes a buena hora.
Os aconsejo a todos el lugar sin duda, yo por mi parte si algún día paso por allí haré lo que pueda por volver a pasear sus empinadas calles adoquinadas aprobechando para adentrarme más en sus vinos, como por ejemplo los de Fitou y Limoux que no tuve ocasión por falta de tiempo de conocer más profundamente.



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