martes, 7 de septiembre de 2010

Diario de a bordo: Ruta Gastro - Enológica. Días 4 y 5 de Agosto. Burdeos y St Emilión.

El día 4 por la mañana desayunamos pronto, nos despedimos de la gente y nos encaminamos a Burdeos, donde nos alojamos en un hotel donde estaríamos los 2 días siguientes.

Llegamos al hotel a media mañana y decidimos descansar un poco de la larga noche anterior y la fiesta flamenca, así que comimos en el hotel unas viandas que habíamos comprado previamente en el Auchan de Facture antes de salir para Burdeos.
Nos apetecía probar más variedades de los miles de quesos distintos que vimos esos días y escogimos una pieza ahumada que estaba realmente espectacular (tanto que nos tragimos una pieza camino de Granada días después) junto con un paté de conejo cortado grueso y tomado a taquitos que acompañamos con un lomo y jamón ibéricos (éstos traídos desde España), una ensalada de pollo con salsa Cesar y atún en aceite.




Al comer temprano aprobechamos toda la tarde para hacer turismo por todos los sitios que nos quedaban por ver de la capital. De los muchos sitios que vimos estaban la Explanade de Quinconces, el mercado Des Grands Hommes, La Catedral de St André, el Hotel de Ville y un sin fin de plazas en todo el casco que guardaban cada una de ellas ese algo especial que las hacía distintas unas de otras.

Una pena la Catedral, que a pesar de no ser nada fea por fuera y tener unas bonitas vidrieras está muy mal cuidada, viéndose casi negra y las vidirieras ni se reconocen.
Por dentro sigue la misma tónica, mal llevada y cuidada a pesar de tener elementos interesantes.



Después de visitar la Place de la Republique, un cruce de estilos y elementos realmente extraños y donde se juntan por ejemplo un Hospital, El Palacio de Justicia de Burdeos y un Museo.....viendo que empezaba a oscurecer decidimos acercarnos dando un paseo a lazona de la Place St Pierre que tantas buenas sensaciones nos dió el primer día para cenar.

Después de 4 días en Francia nos apetecía tomarnos nuestros primeros crepes, asi que elegimos la Creperie Reno en el número 34 de la Rue du Parlament. El local esta muy bien decorado, tipico francés con poco espacio entre mesas, musica de fondo y una combinación entre sillas de madera y sofás.
En principio fueron 2 crepes, uno con: lardons,creme fraiche y cebolla junto con otro de carne de ternera, tomate, salsa carbonara y cebolla. Para pasarlo nos decantamos de nuevo por un pichet de tinto de la tierra y agua. Un detalle curioso de la naturalidad en la forma de ver el vino allí es que en la creperie nos lo sirvieron en cuencos de loza.
Tras degustar los salados, nos pedimos uno dulce para compartir en ésta ocasión de Platano, Chocolate y Ron flambeado. y como no 2 cafés para acabar la velada....una gran cena realmente rica cuyo importe no llegó a los 33 euros.



Después de la cena dimos un paseo por las calles cercanas a la Place de la Bourse y por el curso del Garona para después poner camino al hotel ya que al día siguiente madrugabamos camino de uno de los destinas que mas deseaba ver: St Emilión.

Y al día siguiente día 5, después de desayunar, salimos para St Emilión, pequeña ciudad muy cercana a Burdeos (unos 29 km), comuna del departamento de la Gironde en la región de Aquitania.
Solamente llegar hasta él es toda una experiencia visual ya que vas entre viñedos kilometros y kilometros hasta el pueblo, situado en un pequeño monte por lo que las calles están en cuesta en una gran mayoría de las ocasiones.
Dispone de una iglesia monolítica excavada en la piedra, a la que hicimos una visita guiada en castellano, realmente impactante.
Como datos interesantes en turismo hay personas que atienden en castellano con lo que no es difícil enterarse de lo que hay que ver y como hacerlo. La ciudad está llena, pero completamente llena de tiendas de vinos ya que la zona es muy famosa por la fabricación del mismo. Entre otras bodegas importantes están Chateau Cheval Blanc (si alguno a visto Entre Copas lo recordará perfectamente), Chateau Ausone, Chateau Angelus, Chateau Belair y Chateau Beausejour entre muchos otros. Las uvas más usadas son el Merlot y el Cabernet Franc ya que lo más elaborado es vino tinto.

Después de la visita turística cerramos visita a 2 bodegas y buscamos sitio para comer. Y aquí tuvimos una anécdota curiosa. En Francia, por lo menos por lo que pudimos ver, solo cuentan con un servicio en los restaurantes, con lo que si ves a un sitio y están las mesas ocupadas no te dan hora ni reservan mesas....simplemente te dicen que está completo y no es posible. Nadie te mete prisa para comer ni para pedir la cuenta, puedes tirarte lo que quieras en la mesa que nadie te apremia.....es la explicación que le encuentro de poner las mesas tan juntas, porque si se encuentran con 2 servicios bien, pero en principio cuentan con uno así que hay que aprovechar el espacio.

El caso es que vimos un sitio con muy buena pinta y una terraza con vistas a St Emilión que nos encantó, se llama Les Giron´dines....preguntamos y nos dijeron que estaba completo. Para matar la pena pasamos a una de las múltiples tiendas de vino que hay.....un sitio puesto con mucha clase y buen gusto: Vignobles and Chateaux , donde nos hicieron una cata según nuestros gustos en vinos y compramos uno de los vinos a probar, que me pareció realmente bueno: Chateau Pressac.
Al salir de la tienda, enfrente del restaurante de antes, decidimos pasar a preguntar para por lo menos tomar algo en barra y resulta que en 15 minutos escasos ya había mesa libre y nos sentamos a comer.

La comida consistió en un confit de pato con patatas y verduras al vapor para Olivia y filetes de cordero a la reducción de miel de acacia con flores para mí. Pichet de vino de la tierra, agua y un café gourmand para compartir.
Dos cafés solos pusieron fin a la comida que en éste caso salió algo más caro que de costumbre pero mereció la pena. Unos 45 euros.

Después de los cafés marchamos a la primera bodega, recomendación de Ramón Saavedra, Chateau Le Puy....situada en el pueblo de Saint Cibard, muy cerca de St Emilión. Nos recibió Jean Pierre, un anfitrión encantador que nos enseñó toda la bodega y explicó perfectamente su forma de ver el vino y los por qués de hacer los vinos que hace. Ésta bodega entra dentro de los vinos de agricultura biológica.
Probamos 3 añadas de la barrica mientras nos enseñaba una bodega como las de antes, de las que en España no se ven, barricas muy antiguas, algunas de más de 180 años y un ambiente especial, antes de enseñarnos la zona de los magnum millesimes y las barricas donde se elabora el vino que sale con 0% sulfitos....Le Barthelemy. Unas barricas con más de 50 años porque según explicó cuando uno pide sidra es para probar el sabor de la manzana al igual que cuando pide vino es para saborear la uva....y un vino con demasiadas notas de madera no es vino, según su opinión.

Después nos enseñó su Barthelemy de 0% sulfitos....nos enseñó y nos lo dió a probar. Una maravilla con una fruta bestial y un alcohol potente pero bien encajado. Abrió una botella, que valía cerca de 50 euros que nos tomamos entera entre los 3, hablando de muchas cosas.... a la hora de despedirse tuvo el enorme detalle de regalarnos el pedido que le hicimos para traernos.
Una de las bodegas que mas me impresionaron, sino la que más. Y un contacto más para pedir....ese Barthelemy será mío más pronto que tarde....




Volvimos a St Emilión a la segunda cita del día....Chateau St Sprit....una bodega muy pequeña que no fué nada del otro mundo, donde testeamos 5 añadas distintas pero ninguna emocionó realmente.....si caso la del 2005. Vinos muy alcoholicos, en demasía y algo descompensados.....

Volvimos a media tarde a St Emilión a seguir el turismo....

Pasamos por la Torre del Castillo del Rey, del S XIII, donde en la actualidad se realiza la Jurade o el Juicio del Vino Nuevo. Pasamos por las murallas, por sus plazas, sus calles medievales de adoquines.....todas en piedra.....
Todo un viaje por el tiempo, una ciudad impactante y maravillosa con la única pega de la masificación de la que es víctima a costa del turismo en masa.....

De todas formas merece la pena sin duda ninguna acercarse hasta allí y ver como se vive el vino y del vino, sus calles medievales plagadas de vinotecas donde todo el que atiende te explica todo sobre lo que te enseña y sabe que está vendiendo.....pero si hay algo por lo que esta maravilla merece ser visitada es por sus paisajes, declarados junto con la ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO lo que hace que las viñas estén muy cuidadas y regulado su tratamiento.

Para los amantes de la fotografía es un sitio ideal por su luz especial, que se refleja en las hojas de las viñas que todo lo pueblan creando un verde realmente espectacular.
A la caída de la tarde volvimos al hotel de Burdeos ya que al día siguiente partíamos a Agen primero y Toulousse después pero antes prometimos regresar y si es posible enseñar ese fantástico lugar a quien quiera compartirlo con nosotros la próxima vez.

Cenamos en el hotel unos quesos comprados esa tarde y otra especialidad de paté de la zona con una botella de vino comprada en una de esas múltiples vinotecas después de una buena ducha. Nos fuimos a la cama no sin antes repasar las fotos que habíamos sacado ese día, sintiendo algo de pena por abandonar "tan pronto" Burdeos y la zona de la Gironde, un lugar que nos fascinó.




Os dejo una muestra de esos paisajes espectaculares por si podeis coger una idea de lo que intento transmitir y os emplazo a la siguiente etapa que nos llevaría hasta Toulousse.

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