martes, 15 de junio de 2010

Crónica Apócrifa del X Encuentro: Brut Nature Agustí Torrelló

Prefacio

Buscamos el oro. Eso nos hace bullir la sangre, nos empuja hacia esa quimera, pues el oro tras el que vamos no es el cotizado metal, es el concepto. Nos adentramos en el desierto en pos de ese reflejo sobre el pelo de una horda de tarántulas correteando sobre las dunas. Procurando escapar de los cantos de sirenas, que prometen floridos jardines, pero que en realidad no son sino pozos de degradación, llegamos por recóndito desfiladero hasta una umbrosa placeta en la que todo es de mármol blanco, incluso las puertas que se abren para darnos paso al auténtico edén. Allí, la serpiente, libre de connotaciones judeocristianas, se desliza sinuosa entre la hierba, mientras en lo alto del pino, las ardillas celebran una fiesta en torno a un nido con color de la puesta de sol sobre el mar.






Cuentos

I.- Como cada año, cuando la Luna está donde tiene que estar y la Tierra se inclina para mirarla, se repite el ritual: la oscura tortuga avanza ansiosa hacia el mar sobre la blanca arena. Entre tanto, no lejos de allí, un navío fenicio desembarca ánforas selladas con productos de lejanas tierras. Un oso polar tirita al sol.




II.- Junto a una pedregosa muralla que se desmorona, una cascada en la sombra nos llama con el rumor de la muerte. Atravesamos la cortina líquida, tras la cual un templo oculto de basálticos pasillos nos conduce por sus ecos a percibir clandestinamente un sacrificio. Pero cuando llegamos no hay nadie... no hay sangre que nos hable, no hay dios que reciba la ofrenda; tan solo la fría piedra reverbera en su memoria el fugaz metal surcando la carne de la víctima, el brillo de la vida escapando de sus ojos.



III.- En esta ocasión la madriguera ha llevado a Alicia al pais de los limoneros. Allí los bondadosos seres-globo (blanco), fluyen entre oscuros árboles redondos con parsimoniosa y dulce pastosidad (no exenta de picardía). Su fluir, indisoluble de su esencia, blanca y perfumada, hace dudar si se trata de individuos dinámicamente interconectados o de un solo ser de fluctuante multiglobularidad. Pero esta placidez bucólica se ve interrumpida desde un luminoso cielo negro por el ataque de un enjambre de rayos de pan de oro, mas dada su escasa consistencia y masa, se disgregan antes de producir daño alguno, dejando que los redondeados entes terminen de disolverse en paz.



IV.- París, Campos Elíseos, tarde nublada. Los carruajes pasan con el sonido híbrido de ruedas y cascos de caballos sobre los adoquines de la calzada, mientras por las aceras pasea la gente decente.






Sin embargo, en una calle cercana, un dieciochesco edificio de piedra, alberga el burdel conocido como “La maison de Canard” (la casa del pato). Allí, en limpias pero sobrias habitaciones en blanca penumbra, retozan carnosas muchachas con hombres que visten bigote.



V.- Manchuria año cero. La luz del nublado convierte a la ciudad tras la lluvia en un laberinto de oscura piedra azul por el que perseguimos a la muchacha del kimono naranja, que no huye de nosotros, sino del puto inglés borracho.





4 comentarios:

  1. Maravilloso este resumen del encuentro....me encanta el camino que estás haciendo al salirte del marcado. El cuento tres y cuatro simplemente maravillosos....en la próxima optaré por nombres de cuentos para describir sensaciones...genial

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  2. Soy un humilde seguidor tanto de vuestro blog como del restaurante La Metáfora. Quiero aprovechar esta ocasión para felicitarte por tu manera de "narrar" esos platos. Es casi igual de apetitoso leerlo e imaginarlo que degustarlo.

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  3. En esta ocasión no lo hemos puesto por equivocación pero las crónicas apócrifas son obra de Bertoldo Peñavieja, alter ego de David, fiel integrante y colaborador del foro que nos brinda cada mes con su particular versión de nuestros encuentros.

    Gracias por leernos. Un saludo.

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