miércoles, 21 de octubre de 2009

Sobre estrellas, vinos y caminos largos

Las Pléyades es una constelación hermosa y llamativa, y a la vez, tímida, discreta. Es una constelación de invierno. En verano, sólo los trasnochadores y los nuevos amantes estivales pueden verla aparecer por encima del mar, poco antes de que el sol les diga que es de día... Entonces, cuando miras despistado al horizonte, llama la atención esa luz blanquecina que mancha el cielo negro. Sin embargo, si intentas mirarla directamente se difumina, como si todo el que mirase se volviera miope de pronto y no fuese capaz de ver más que un borrón, como una esquina empañada en un cristal transparente. Vuelves la mirada a otro lado, pero la luz te vuelve a llamar, y cuando intetas fijar la vista eres incapaz de enfocarla, se disuelve en la bruma. Es ese inatrapable encanto el que las hace inconfudibles.

Sólo en los fríos cielos boreales he podido ver nítidamente las Pléyades; 7 estrellas pequeñitas y blancas, muy juntas, como siete hermanas. Sólo el frío deja pasar sin fundirla su fría luz y permite reconocer una a una las estrellas de la constelación. Sólo allí muestran un poquito más y dejan atrapar un cachito de su misterioso encanto.

Así contempla en su mente la uva Pinot Noir Miles Raymond (interpretado por Paul Giamatti) en la película "Entre Copas" (Sideways-USA 2004).

Un objeto delicado, sutil, solo accesible para unos pocos. Una uva caprichosa que solo crece en rincones privilegiado, y sólo criada por manos expertas y cariñosas que conocen y valoran realmente la dificultad de su delicadeza. El frio húmedo de la noche alegra la Pinot y la hace resplandecer como estrellas jóvenes. El calor trasnochador del verano las madura pronto, y es entonces cuando al exprimirlas dispersan su esencia para demostrar que, a pesar de su fragilidad, contienen en su interior un vino solido y con carisma.


Es por tanto un privilegio poder tener tan cerca de nosotros una reserva interior de esta sutil potencia, esa discreta fuerza, ese tímido resplandor. La bodega de Ramón Saavedra es atrevida; ha conseguido arraigar esta uva en la ruda tierra norte de Granada, sin forzarla con maquinarias artificiales. Y ha conseguido extraer la esencia sin contaminarla con aditivos engañosos.


El respeto por las cepas de Pinot Noir tal como son, delicadas, tímidas, un poco esquivas, ha recibido como premio el regalo que la uva ha concedido en forma de vino puro, limpio y verdadero; para todo el que quiera disfrutar de los misterios, aunque le cueste una vida llegar a comprenderlos.

Desde esta página agradecemos a Ramón Saavedra y su bodega Cauzón que nos ofreciera la oportunidad de disfrutar y de aprender, tanto de él mismo como del resultado final de su trabajo.


Fotos: http://es.deepskycolors.com/
http://bodegacauzon.blogspot.com/

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