A las once y media de la mañana ya estábamos preparados en el punto de encuentro y, tras las indicaciones oportunas y cada coche con su plano, iniciamos camino rumbo a Cortes, el pueblo granaino en el que se ubica la Bodega.
Nada más llegar, Ramon Saavedra nos recibió con una gran sonrisa y con la naturalidad que le es propia y que caracteriza a su vino.
Comenzamos así nuestra visita, la primera parada: LA VIÑA. Las nubes que nos habían acompañado durante la mañana fueron desapareciendo para dar paso a un sol radiante que nos permitió pasear y disfrutar de la charla que Ramon nos brindó sobre sus comienzos en el vino, sus proyectos y todo el esfuerzo invertido en sacar adelante la uva, a la que trata con mimo y con la dedicación que luego se refleja en sus caldos.
Nuestro paseo nos mostró la viña en primera persona, con todos los secretos que alberga, los distintos tipos de uva que allí se cultivan y algún que otro truquito que solo conoce quien trabaja la tierra y ve crecer dia a dia sus frutos.
Tras disfrutar del campo, llegamos a nuestra siguiente parada: LA BODEGA. Cómo llega la uva, qué se hace con ella, por qué y donde se licua y se almacena....en definitiva, Ramón nos explicó con todo lujo de detalles cómo se hace el vino y nos mostró las barricas en las que descansa antes de ser embotellado. Sin duda alguna fue una experiencia totalmente nueva para algunos miembros del grupo y enriquecedora para todos, que nos introdujo de lleno en el proceso de elaboración del vino y nos ayudó a conocerlo mejor.
El momento culmen llegó cuando Ramon cogió varias botellas de vino y exclamó: "¡A COMER!". Nuestra mesa, perfectamente dispuesta, estaba situada en la parte superior de la bodega, un lugar acogedor en el que es fácil sentirse como en casa, con vistas al pueblo.
Para empezar, unos deliciosos entrantes a base de quesos variados y ensaladas que disfrutamos con CAUZON BLANCO, un comienzo magnífico que solo pudo mejorar con el plato principal: pollo campero con cigalas frescas, acompañado por los "tintos de la casa", nada más y nada menos que TINTO CAUZON, IRADEI y PINOT NOIR que capitanearon a la perfección una comida amena, divertida y ......muy abundante. Y para rematar la faena, brochetas de fruta con chocolate (¡hoy no cena nadie!).
Ramón nos acompañó en todo momento en lo que se convirtió en una animada charla entre amigos, en la que seguimos descubriendo el vino. Juntó a él dos amigos y colaboradores, Jose y Gustavo, se encargaron de que no nos faltara nada durante la comida y de hacernos pasar una tarde fantástica que finalizó con un cafelito en uno de los bares del pueblo, entre olor a leña y hierbabuena, entre risas y planes para repetir la visita (ese rodaballo cae, fijo).
Un día completito, si señor, se va uno de excursión y se vuelve a casa cargado de buenas vibraciones, de nuevos amigos y con delicioso vino; eso solo es posible cuando tiene el lujo de tratar con Ramon Saavedra, muchas gracias caballero, hasta la próxima.
Hiola Josw Ignacio mis colaboradores se llaman Gustavo y Jose
ResponderEliminarGracias Ramón, ya está editado el texto añadiendo los nombres.
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